El despertar del Dragón

Capítulo 2257



Capítulo 2257

Desconcertado

La velocidad de Demithor era tan rápida que creó una fuerte ráfaga de viento que barrió la zona como un huracán.

Posteriormente, oleadas y oleadas de aterradora energía marcial se abalanzaron sobre Jaime.

Al ver eso, Jaime desató su movimiento una vez más, gritando:

—¡Nueve Sombras!

El Poder de los Dragones surgió dentro de su cuerpo a un ritmo frenético, y la esencia dracónica de su pecho empezó a brillar con fuerza.

Un instante después, innumerables rayos de luz fueron emitidos desde la Espada Matadragones.

La luz y la energía marcial chocaban en el aire y, de vez en cuando, algunos fragmentos de energía marcial golpeaban con saña a Jaime.

A pesar de ello, apretó los dientes y soportó el dolor.

Al mismo tiempo, rayos de luz atravesaban la energía marcial de Demithor antes de golpearlo.

La batalla unilateral que Demithor esperaba pronto se convirtió en una lucha a muerte.

En un instante el polvo se asentó y Jaime y Demithor quedaron frente a frente.

El cuerpo del primero estaba cubierto de heridas, y un chorro constante de sangre le caía por la comisura de los labios. Mientras tanto, las ropas de Demithor estaban hechas jirones, y algunas de las heridas de su cuerpo emitían una tenue luz verde, curando sus heridas.

Aunque Demithor no sufrió heridas graves, siguió siendo una experiencia humillante para él. No podía creer que hubiera sido reducido a un estado tan patético por un simple Santo de las Artes Marciales.

Caminando hacia Jaime, le dijo:

—Eh, mocoso, has despertado mi interés. Eres el primero que ha conseguido forzarme hasta este punto y pensar que sólo eres un Santo de las Artes Marciales.

Mientras hablaba, exudaba un aura aterradora que envolvió a Jaime, dejándolo inmóvil.

Al ver aquello, Alba se volvió hacia Arconte y le preguntó:

—Arconte, si esto sigue así, Demithor se lo va a llevar. ¿Qué debemos hacer?

—Pasemos a la acción. Retendré a Demithor más tarde para que puedas tomar al chico e irte. No debemos dejar que el Cultivador Demoníaco caiga en manos de la Secta Vientofuerte. Si consiguen obtener la técnica del Cultivo Demoníaco, me temo que incluso las sectas reclusas como la nuestra lo pasarían mal en el futuro. —Fue la respuesta de Arconte.

—Arconte, tú...

Alba iba a decir algo cuando se dio cuenta de que Jaime, que había sido inmovilizado por el aura de Demithor, ardía en llamas.

En medio del resplandor de las llamas carmesí, Jaime levantó con lentitud la Espada Matadragones.

Una poderosa oleada de energía de espada estalló.

Demithor se quedó atónito mientras una expresión de sorpresa se extendía pronto por su rostro. Nunca esperó que Jaime, que estaba tan malherido, fuera capaz de liberarse de su aura y conjurar una energía de espada tan aterradoramente fuerte.

—¿Cómo es posible? ¿Cómo es que este joven aún tiene energía para tomar represalias? —Arconte abrió los ojos y miró a Jaime con incredulidad.

«Dudo que yo fuera capaz de aguantar tanto tiempo si estuviera en el pellejo de Jaime; sobre todo estando tan herido. Tal vez estaría demasiado débil para resistir. Y, sin embargo, a pesar de que las probabilidades están en su contra, ¡está resistiendo!». All content is © N0velDrama.Org.

Al pensar esto, Arconte se dio cuenta de que, en términos de fuerza, Jaime era mucho más fuerte que él a pesar de que el joven sólo era un Santo de las Artes Marciales.

En ese momento, Arconte se sintió desconcertado.

No tuvo más remedio que admitir que el joven al que había menospreciado en un principio era, en efecto, mucho más capaz que él.

«No puedo creer que mi fuerza como Dios de las Artes Marciales sea inferior a la de un Santo de las Artes Marciales».

Arconte sintió como si su mente hubiera volado por los aires, y ya no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

—No esperaba que aún tuvieras la capacidad de resistirte. Esta vez haré que te rindas para siempre. —Demithor agitó las manos en el aire, y una tenue luz comenzó a aparecer. La bola de luz pronto se hizo más brillante y empezó a girar.

A medida que el viento arreciaba, el aura terrorífica que rodeaba a Demithor también se intensificaba.

Mientras tanto, Jaime sintió como si un sol giratorio hubiera aparecido ante sus ojos, y el inmenso poder que emanaba de él amenazaba con devorarlo todo.

Desconcertada por la acción de Demithor, Alba preguntó:

—Arconte, ¿está tratando Demithor de matarlo? ¿Por qué recurre a un movimiento tan mortífero


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