El despertar del Dragón

Capítulo 2396



Capítulo 2396

Hada Higareda

La multitud retrocedió al ver que Kerem se acercaba en su dirección, mostrando una clara sensación de recelo hacia él.

Tras fulminar con la mirada a Jaime y a los demás, Kerem se marchó furioso. Creía que la familia Gabaldón o El Adamantino debían de haber filtrado la noticia.

—¡Kerem siempre se ha presentado como alguien alto y poderoso, pero ni siquiera ha llegado a la Clasificación de Honor Supremo! —Zero resopló mientras miraba con atención a Kerem.

—Ignóralo. Vamos a dar un paseo —dijo Jaime antes de adentrarse más en el castillo. C0ntent © 2024 (N/ô)velDrama.Org.

Pronto, Jaime escuchó el sonoro tañido de una campana. Su melodioso tono envolvió su mente y su alma, abrumándolo con una resonancia encantadora.

—Mono, ¿oyes el sonido de una campana? —preguntó Jaime mirando a Zero.

Zero negó con la cabeza.

—No. ¿Qué campana?

Jaime se dirigió entonces a Evangelina e inquirió:

—¿Lo escucha, señorita Gabaldón?

—No, no la escucho. ¿De qué campana me habla? ¿Está escuchando cosas, señor Casas? — respondió Evangelina.

—Supongo que sí. —Jaime sacudió la cabeza para deshacerse del sonido, pero aún reverberaba en su mente.

Jaime acabó por seguir el sonido y se acercó a una puerta de bronce adornada con intrincadas y misteriosas tallas.

Justo cuando estaba a punto de abrirla, Zero lo detuvo de inmediato.

—No puede entrar, señor Casas. Esto es un campanario, y sólo está abierto durante la ceremonia de toque de campanas para dar comienzo a la Conferencia del Reino Secreto —le explicó Zero mientras se colocaba a distancia de Jaime.

—¿Hay una campana dentro? —preguntó Jaime.

—Así es. Arriba está la Campana del Dragón, que lleva allí siglos. Cuando comienza la conferencia, el individuo que ocupa el primer lugar en la Clasificación Suprema de Honor hace sonar la campana. Pero en los últimos años, ha sido Sigfrido Gracia quien ha tocado la campana, ya que siempre ha encabezado la clasificación —explicó Zero.

Jaime se apartó y abandonó la idea de abrir la puerta de bronce tras conocer la regla.

De repente, alguien le llamó por su nombre.

—J-Jaime... Jaime…

Era la voz de una mujer.

Jaime se quedó helado por un momento, pues no esperaba que nadie le reconociera en los Ocho Reinos Secretos Mayores.

«Aparte de la familia Gabaldón, ¿cómo es posible que alguien de aquí sepa quién soy?».

Cuando se dio la vuelta para mirar a la persona que le había llamado por su nombre, se quedó atónito.

—Tú eres... —Inesperadamente, Jaime no pudo recordar el nombre de la chica.

—Soy Hada Higareda... —La chica corrió hacia él.

No mostró signos de frustración cuando Jaime no pudo recordar su nombre. Al contrario, se le iluminó la cara de emoción.

Sintiéndose incómodo, Jaime dijo:

—Lo siento mucho, señorita Higareda…

—No pasa nada —Hada negó con la cabeza. Por curiosidad, preguntó—: ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Eres uno de los habitantes de los Ocho Reinos Secretos Mayores? Creía que eras del reino mundano.

—Yo... —Jaime no sabía qué decirle a Hada.

—¿Quién es ella, señor Casas? —preguntó Evangelina, dando un paso adelante.

—Oh. Ella es…

Justo cuando Jaime iba a presentar a Hada, ella tomó la iniciativa de presentarse.

—Hola, soy Hada Higareda de la Puerta del Trueno.

—Hola, soy Evangelina Gabaldón de la Puerta del Fuego. El señor Casas representa a la familia Gabaldón para asistir a la Conferencia del Reino Secreto —explicó Evangelina a Hada.

—No esperaba encontrarte aquí, Jaime…

Antes de que Hada pudiera terminar la frase, Cleo se acercó corriendo e interrumpió:

—Hada, ¿qué haces ahí? La conferencia está a punto de empezar.

Cleo se sorprendió al ver a Jaime.

«Creía que Jaime había perecido mientras perseguía al Tigre Llameante en la Montaña de las Bestias Demoníacas. ¿Sigue vivo? ¿Cómo es posible?».

—¿Aún estás vivo, Jaime? —preguntó Cleo desconcertado.


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