El despertar del Dragón

Capítulo 2328



Capítulo 2328

Elección

Sin embargo, el túnel frente a Jaime pronto se ramificó. Surgieron tres pasadizos idénticos, haciéndole caer en un dilema.

Evidentemente, uno de los tres pasadizos idénticos era seguro, mientras que los otros dos estarían plagados de peligros.

Sin embargo, no tenía ni idea de cuál era seguro.

Jaime escrutó con cuidado los tres pasadizos. No sólo no había nada en las lisas paredes rocosas, sino que además sus formas eran idénticas. Era una elección difícil.

Justo cuando Jaime y los demás dudaban, Arán y Emiliano ya los habían alcanzado.

Se quedaron atónitos al ver los tres pasadizos que tenían delante y no sabían qué camino tomar.

—¿Qué hacemos? —preguntó Emiliano con el ceño fruncido.

Todos lo ignoraron. Cuando Jaime cerró un poco los ojos, tres rayos de sentido espiritual salieron disparados de su cuerpo y se dirigieron hacia los tres pasadizos.

Sin embargo, los pasadizos eran tan largos que el sentido espiritual de Jaime no detectó nada diferente entre los tres, incluso después de recorrer varios kilómetros.

En ese momento, Arán sacó la brújula geomántica. Se mordió el dedo y dejó caer una gota de sangre sobre él.

Pronto, la brújula geomántica brilló en rojo. La aguja de la brújula tembló con fuerza.

Se detuvo poco a poco y señaló el pasaje de la izquierda.

Arán guardó la brújula geomántica y le dijo a Jaime con una sonrisa:

—Jaime, el pasaje de la izquierda es el correcto. ¿Quieres venir conmigo?

—Jaime, el pasaje de la izquierda es el correcto. ¿Quieres venir conmigo?

Al no obtener respuesta de Jaime, condujo a sus subordinados al pasadizo de la izquierda.

Emiliano corrió rápido tras ellos al ver aquello.

—¿Qué haces, Emiliano? —exigió con frialdad Arán al verlo.

—Arán, si permanecemos juntos, podremos cuidarnos mutuamente si ocurre algo. No te preocupes. Te dejaré elegir primero si encontramos los objetos mágicos —dijo Emiliano de manera calmada, humillándose ante Arán. Exclusive © content by N(ô)ve/l/Drama.Org.

Sabía que, por muy poderoso que fuera, quedaría atrapado si no conocía la magia en un lugar como éste.

Los magos que había llevado no eran más que basura. No tuvo más remedio que seguir a Arán tan servilmente.

Cuando Arán escuchó aquello, no dijo nada más y siguió guiando a Emiliano y al resto hacia delante.

—¿Qué hacemos, señor Casas? —preguntó Alba ansiosa al ver que Jaime seguía allí de pie mientras Arán y Emiliano se habían marchado.

—No hay prisa. Esperemos un rato más…

Jaime se quedó allí en silencio. Aunque ya había retirado su sentido espiritual, no se apresuró a tomar ninguna decisión.

Nadie podía leer su mente.

Al cabo de un rato, se dirigió hacia el pasadizo del centro. Al verlo, Alba y Luol no tuvieron más remedio que seguirlo.

Avanzaron durante años. Justo cuando estaban a punto de desmoronarse, vieron aparecer una luz a lo lejos. Había una salida.

Cuando lo vieron, se precipitaron hacia delante con entusiasmo.

Todo se volvió deslumbrante por un momento mientras contemplaban sorprendidos la escena que tenían delante.

Las flores florecían por todas partes, acompañadas por el trinar de los pájaros y el tranquilo fluir del arroyo. Era como si hubieran entrado en otro mundo.

Excepto por el hecho de que allí no había humanos, todo lo demás era idéntico a la imagen de la Aldea Inmortal que Luol había conjurado.

—Este lugar es precioso... —exclamó Alba mientras contemplaba el paisaje que tenía delante.

Sin embargo, Jaime no se detuvo a apreciar el paisaje. Caminó hacia el arroyo y tocó un poco el agua.

De inmediato, una expresión de emoción se dibujó en su rostro. El agua del arroyo era idéntica a la del Manantial de Regeneración.

Tal vez el agua del Manantial de Regeneración procedía de este arroyo.

Jaime decidió buscar la fuente del arroyo. Quería averiguar qué era exactamente lo que daba al agua su función especial.

Sin embargo, justo cuando Jaime y los demás se disponían a dirigirse río arriba, vieron a Arán y Emiliano acercándose.

A juzgar por sus expresiones y heridas, era evidente que acababan de salir de una gran batalla.


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