Capítulo 435
Capitulo 435
Bajo sus gafas del sol, Roman parecia turbado, bajando la cabeza como si estuviera atrapado entre nervios y
Nerea se inclino a recoger su pequeña mochila, y Roman, pensando que se iba a ir, rápidamente la detuvo
Nerea¿Qué pasa?
y dudas.)
Ellentamente asintió, y Nerea salto de alegria, -¿En serio?!
Ella era la única a quen él le permitía ver sus ojos
Cautelosamente se acercó a él y poco a poco le hajó los lentes, mientras Roman contenia la respiración, temeroso de que ella se asustara o repudiara lo que iba a ver.
Lo que se revelo fueron unos ojos negros como obsidianas, brillantes y profundos, como estrellas en el cielo nocturno, resplandecientes y claros, atrapando a cualquiera en su bellezal
Nerea quedo fascinada ConTEent bel0ngs to Nôv(e)lD/rama(.)Org .
Pero Roman, con sus pestañas tupidas temblando ligeramente, se lleno de incertidumbre y desamparo
Quiso volver a ponerse los lentes, pero Nerea la detuva, No! Son hermosos, como pequeñas estrellas en el cielo
Roman quedo atónito. ¿Pequeñas estrellas?!!
Antes, su madrastra solia maldecir sus ojos como huecos y aterradores, deseando arrancarlos y aplastarlos. Y ahora, Nerea decía que eran hermosos, como estrellas en el cielo nocturno.
-No te pongas los lentes. Déjame mirarte un poco más, ¿si?!
Nerea, hipnotizada, se acercó aún más
La joven, con su rostro tiemo y rosado acercándose, llenaba los ojos ambar de Ramon de admiración, haciéndolo bajar la cabeza, timido.
Ella era, sin duda, la más hermosa.
Al verlo avergonzado, Nerea, aún queriendo ver más, retiro su mirada y funció los labios
En aquel incendio en el edificio abandonado en las afueras, entre el humo denso, ella apenas pudo ver su rostro, solo vela la quemadura rojiza…
Ahora, pensando en lo bellos que eran sus ojos, se preguntaba qué tan apuesto sería su rostro. ¿Quién podria haberle hecho algo tan cruel? Nerea, con un gesto de consuelo, se puso de puntillas y le acarició el cabello, ¡Vamos a ver las estrellas!!
¿Ver las estrellas?!
Pero…
-No te preocupes, llamare al mayordomo para que venga más tarde por mi. Y en cuanto a tu abuelo, si siempre llega tarde, que se preocupe un poco por no encontrarte.S
En ese momento, Lionel, conduciendo el Lincoln extendido, le dijo a Joaquin sentado atrás, -Parece que la ‘cita‘ del joven Roman y la señorita Nerea va para largo, eh.
En el jardin central, rodeados de un fragante campo de flores en plena floración de begonias, brillantes y coloridas, todo era un espectáculo para la v Nerea, sentada en el césped junto a Roman, apuntaba hacia las estrellas, -¿Te gustan?
La noche cala, y el cielo azul oscuro se desplegaba como un lienzo, salpicado de innumerables estrellas brillantes.
Roman, sin ver a través de sus lentes en mucho tiempo, asintió intensamente
Nerea se volvió hacia él. -¿Sabes qué son las constelaciones?
¿Constelaciones?
No me refiero a las doce constelaciones, eh!
Ella apuntó hacia una gran “plaza de béisbol” en el cielo, Alla, donde las estrellas forman un gran cuadrado, es la constelación de Pegaso
vista.
-Y justo al lado, esos dos puntos llevan hacia la constelación de Andrómeda, esa que parece una cruz es el Cisne, y más abajo está la constelación del Zorro, ¿ves esos dos picos? Parecen las orejas peludas de un zorro, ¿verdad?