Capítulo 47
pitulo 47
Al percatarse de que Leonardo estaba por ha ha, Matilda aprenda abientale prof detrás y exclamó en vollozon No! Shoy no me dash sepele, po te dejard y
Leonardo fruneió el ceño y con endrerit vitacid en en interior, ingredict an haba
¡Mati, sufitare!
-De ninguna tartal
Matilda negó con la cabeza y preguntó com zou hembletons
prometiste en el ersort cuando temamos dierforthe aber”
hease ofvitants o que mu
Ante esas palabras, el imponente fisice de Leomarão se preso rigido mientras empezaba a debatirse en sus intrete
El liberó suavemente la mano de Matilda, se volvió harla ella y dijo con paisa Vati, munca lo olvide
For lo tanto, habia hecho todo lo posible por satisfarenta com o que quisiera, y no la culpó incluso cuando sabia que había lastimado a Natallie
Pero si es and, ¿por qué dudas em dicenciante de Sanathe?
Leonardo no respondió De alguma manera, la sola idea de direnciarse de Natalie le producia una gran molestia y resistencia
Matilda parpades y las lágrimas darom desde sus ojos
¿Es que acase.. te enumeranthe de Matalhe
Leonardo se sorgerna por a momente, harge wobrió en sí y funció el ceño, refutandu-
un volvió
Mati, no pienses demasiada. Mana podila chateralime de ella
-Entonces, ¿por qué nos te divorciach si quieres agradecerle por haberte cuidado durante esos dos años, hay muchas otras maneras. Nis mecesitas sacrificm torda te vishal Yo también puedo ayudarte!
Si tan sólo pudiera devolverte am, no mempertatie pasar por lo que fuera (incluso lo más dificil y complicado!
Al encontrarse con la mirada suplicate de Matilda, Leonardo sintió un nude en la garganta, y después de un buen rato, pronunció Mari, déjame pensatte
Matilda sabia que no podia presionario demasiade, así que asintió con lägrimus – Bien, he
esperare
Una vez que Leonarde se fue se see las lágrimas, revelando of be en sus opes, cm la intensidad de las olas en el er
Al parecer, la única manera de estar con Leonardo de nuevo era hacer que Natalie desapareciera por completo. Copyright Nôv/el/Dra/ma.Org.
Por otro lado, poco después de que Leonardo condujera de la vieja mansión, avistó la silueta de Natalie.
Ella caminaba lentamente por la carretera, con la espalda delgada pero recta, mostrando tanta determinación como su personalidad, sin rendirse ante ninguna adversidad.
Una vez más, Leonardo recordó la pregunta que le había hecho Matilda hace un momento.
¿Estaba enamorado de Natalie?
La respuesta era definitivamente negativa; de lo contrario, no habría permanecido pasivo cuando los miembros de la familia López la intimidaban, ni habría pasado por alto las maquinaciones de Matilda en su contra.
Quizás fue porque Natalie no había sido tan prominente, y cada vez que llegaba a casa, ella se mostraba tierna y dócil. Pero lo que ella hacía ahora le parecía que algo estaba escapando a su control.
Al pensar en ello, Leonardo encontró finalmente la razón detrás de su extraño
comportamiento en esos días.
Sólo sentía curiosidad por Natalie, algo que no tenía nada que ver con el amor.
En ese momento, el Maybach negro se detuvo junto a Natalie. La ventanilla trasera se bajó y se
mostró el rostro adusto de Leonardo.
-Sube.
Natalie le echó una mirada y se negó: -No es necesario. Ya pedí a un amigo que venga por mí.
Leonardo soltó una risita fría. —¿Estás teniendo una rabieta conmigo? ¿Porque no te ayudé
durante la cena?
Natalie se rio y le respondió con una pregunta: -¿Te importaría si te dijere que sí?
-Por supuesto que no.
-En ese caso, mi actuación parece no tener nada que ver contigo.
Leonardo entrecerró los ojos y rugió con dientes apretados: -¡Natalie, mi paciencia tiene un
límite!
Natalie sonrió aún más brillantemente y replicó palabra por palabra: —Qué casualidad, mi paciencia también tiene un límite. Mira, señor Ramos, no me importa a quién quieras, pero
más te vale mantenerla a raya. Si se atreve a conspirar contra mí de nuevo, créeme, incluso tú no podrás salvarla.
Leonardo frunció el ceño y siseó: -¿Qué quieres decir?
-La fiesta de cumpleaños de mi abuelo… Supongo que no necesito ser más directa, ¿verdad?
En cuanto Natalie terminó su frase, un Lamborghini se detuvo frente al Maybach.
Al instante siguiente, Bryan bajó del auto y se acercó paso a paso hacia ella.