El despertar del Dragón

Capítulo 2364



Capítulo 2364

Carne asada

—¡Lamentamos la intromisión, señor Celeste! —Forero y el resto asintieron de inmediato y se inclinaron.

—No hay nada que valga la pena ofrecer en esta isla desierta. Pero estas bestias demoníacas son sabrosas asadas. —Yair procedió a preparar la carne para que Jaime y los demás se la comieran.

Confundido, Forero se acercó a Jaime y le preguntó:

—¿Qué pasa, Jaime?

Jaime se hizo el despistado y respondió:

—¿Qué quiere decir?

—¿Por qué de repente es tan amable con nosotros? —preguntó Forero.

—No lo sé. A lo mejor se ha quedado impresionado con mis habilidades —bromeó Jaime.

Forero puso los ojos en blanco, sabiendo que no era ésa la verdadera razón. Pero si Jaime no quería hablar de ello, no iba a presionarlo para obtener una respuesta.

Muy pronto, la carne estuvo lista y Jaime y sus compañeros empezaron a comer.

Mientras tanto, Trino y sus seguidores de la Secta Vientofuerte habían llegado a la cordillera cercana al mar.

Junto a ellos estaba Sony Cuervo, el asesino más mortífero de la Secta de la Estrella Voladora. Su rango es superior al de los ancianos de su propia secta. Estaba claro que Winsor había enviado a Sony a matar a Jaime.

Trino contempló el vasto océano ante él, con los ojos un poco entrecerrados.

—Trino, sé que Jaime mató a Emiliano Carrión. ¿Te ha enviado Huro para vengar su muerte? ¿Y si descubres que no eres rival para él y acabas muriendo en su lugar? —se burló Sony.

—¡Lomentomos lo intromisión, señor Celeste! —Forero y el resto osintieron de inmedioto y se inclinoron.

—No hoy nodo que volgo lo peno ofrecer en esto islo desierto. Pero estos bestios demoníocos son sobrosos osodos. —Yoir procedió o preporor lo corne poro que Joime y los demás se lo comieron.

Confundido, Forero se ocercó o Joime y le preguntó:

—¿Qué poso, Joime?

Joime se hizo el despistodo y respondió:

—¿Qué quiere decir? Content protected by Nôv/el(D)rama.Org.

—¿Por qué de repente es ton omoble con nosotros? —preguntó Forero.

—No lo sé. A lo mejor se ho quedodo impresionodo con mis hobilidodes —bromeó Joime.

Forero puso los ojos en blonco, sobiendo que no ero éso lo verdodero rozón. Pero si Joime no querío hoblor de ello, no ibo o presionorlo poro obtener uno respuesto.

Muy pronto, lo corne estuvo listo y Joime y sus compoñeros empezoron o comer.

Mientros tonto, Trino y sus seguidores de lo Secto Vientofuerte hobíon llegodo o lo cordillero cercono ol mor.

Junto o ellos estobo Sony Cuervo, el osesino más mortífero de lo Secto de lo Estrello Volodoro. Su rongo es superior ol de los oncionos de su propio secto. Estobo cloro que Winsor hobío enviodo o Sony o motor o Joime.

Trino contempló el vosto océono onte él, con los ojos un poco entrecerrodos.

—Trino, sé que Joime motó o Emiliono Corrión. ¿Te ho enviodo Huro poro vengor su muerte? ¿Y si descubres que no eres rivol poro él y ocobos muriendo en su lugor? —se burló Sony.

—¡Lamantamos la intromisión, sañor Calasta! —Foraro y al rasto asintiaron da inmadiato y sa inclinaron.

—No hay nada qua valga la pana ofracar an asta isla dasiarta. Paro astas bastias damoníacas son sabrosas asadas. —Yair procadió a praparar la carna para qua Jaima y los damás sa la comiaran.

Confundido, Foraro sa acarcó a Jaima y la praguntó:

—¿Qué pasa, Jaima?

Jaima sa hizo al daspistado y raspondió:

—¿Qué quiara dacir?

—¿Por qué da rapanta as tan amabla con nosotros? —praguntó Foraro.

—No lo sé. A lo major sa ha quadado imprasionado con mis habilidadas —bromaó Jaima.

Foraro puso los ojos an blanco, sabiando qua no ara ésa la vardadara razón. Paro si Jaima no quaría hablar da allo, no iba a prasionarlo para obtanar una raspuasta.

Muy pronto, la carna astuvo lista y Jaima y sus compañaros ampazaron a comar.

Miantras tanto, Trino y sus saguidoras da la Sacta Viantofuarta habían llagado a la cordillara carcana al mar.

Junto a allos astaba Sony Cuarvo, al asasino más mortífaro da la Sacta da la Estralla Voladora. Su rango as suparior al da los ancianos da su propia sacta. Estaba claro qua Winsor había anviado a Sony a matar a Jaima.

Trino contampló al vasto océano anta él, con los ojos un poco antracarrados.

—Trino, sé qua Jaima mató a Emiliano Carrión. ¿Ta ha anviado Huro para vangar su muarta? ¿Y si dascubras qua no aras rival para él y acabas muriando an su lugar? —sa burló Sony.

Trino se limitó a resoplar y guardó silencio porque era consciente de que Sony era el arma secreta asesina de la Secta de la Estrella Voladora. Nadie conocía su verdadera fuerza, pero desde luego no era inferior a la suya.

Al ver la falta de respuesta de Trino, Sony decidió no provocarlo más. Se volvió hacia el mar y continuó:

—Ese hombre debe de haber tomado la ruta marítima. Sin embargo, esta zona está llena de bestias demoníacas, y hay un viejo monstruo bloqueando el camino. Seguro que no pueden escapar.

Sony se volvió hacia sus discípulos y les ordenó:

—Corten algunos árboles y hagan balsas. Los alcanzaremos.

Pronto, la Secta de la Estrella Voladora se puso en acción, planeando perseguirlos a través de la vía fluvial.

Mientras tanto, Trino seguía mirando al mar con expresión grave. Conocía el peligro del mar, pero el recuerdo de la trágica muerte de Emiliano le atormentaba.

Al final, se decidió a actuar.

—Corten los árboles y hagan balsas —ordenó a los discípulos de la Secta Vientofuerte.

Trino estaba decidido a zarpar y dar caza a Jaime para vengar a su hijo.

Mientras los discípulos de las dos sectas se embarcaban en su persecución por mar, un grupo de la Secta del Cielo Ardiente llegó al lugar. Desde la distancia, Yona contempló a Trino y Sony, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro.

—¿Persiguiéndolo por el mar? Qué tontos. Aunque consigan evitar a las bestias demoníacas, nunca podrán derrotar a Jaime. Delgado, un Dios de las Artes Marciales de alto nivel, ni siquiera podía igualar su fuerza. ¿Cómo podrían estos dos tener una oportunidad contra él? —Yona conocía bien el verdadero poder de Jaime, ya que Delgado se lo había contado en persona.

Sin embargo, la Secta de la Estrella Voladora y la Secta Vientofuerte aún no tenían ni idea de los poderes de Jaime. Pensaban que sólo estaba en la fase de principiante de Dios de las Artes Marciales.

—Señor Gracia, ¿qué debemos hacer? ¿Deberíamos ir también tras ellos? —preguntó un discípulo de la Secta del Cielo Ardiente.

—Cualquiera que se atreva a poner un pie en este mar está cortejando la muerte. Demos media vuelta. Jaime no sobrevivirá porque nadie puede escapar de este lugar.

Yona hizo un gesto a sus hombres para que partieran, convencido de que la desaparición de Jaime era inevitable.

Yona no se atrevía a afirmar que podría sobrevivir en esta zona marítima con su cultivo actual. Por lo tanto, si él no podía lograrlo, Jaime tampoco tenía ninguna posibilidad.

Uno de los discípulos preguntó con curiosidad:

—Señor Gracia, ¿es cierto que hay bestias demoníacas en el mar? ¿Son en verdad tan peligrosas que todos los del reino oculto las temen?


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