El despertar del Dragón

Capítulo 2354



Capítulo 2354

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Dentro del gran salón de la Secta de la Estrella Voladora, cinco ancianos malheridos estaban en sus asientos. Frente a ellos había un hombre de ochenta años con el ceño fruncido.

No era otro que el líder de la Secta de la Estrella Voladora, Winsor Lindor, y Arán era su único hijo.

Como Winsor tuvo a su hijo en sus últimos años, acabó malcriando a Arán, haciendo que éste creciera con un carácter andrógino. Aun así, nunca reprendió ni un ápice a su hijo.

En consecuencia, se sintió desolado al enterarse de la muerte de Arán.

—Maestro, la Secta Luminosa es responsable de la muerte de su hijo y de darnos una paliza —relató Dole a Winsor.

—Ya lo sé. El responsable se llama Jaime Casas. No forma parte de la Secta Luminosa y es un forastero. Sin embargo, ¿por qué no protegió a Arán? —preguntó Winsor a los cinco ancianos con una mirada gélida en los ojos.

—El señor Lindor nos dijo que nos quedáramos atrás y montáramos guardia fuera, así que... así que... —explicó Dole con voz temblorosa.

—Les ordené que protegieran a mi hijo, pero vuelven con él muerto. Creo que debería enterrarlos a todos con él.

Antes de que los ancianos pudieran reaccionar, Winsor desató una fuerza abrumadora de energía marcial con un gesto de la mano.

Dentro del gron solón de lo Secto de lo Estrello Volodoro, cinco oncionos molheridos estobon en sus osientos. Frente o ellos hobío un hombre de ochento oños con el ceño fruncido.

No ero otro que el líder de lo Secto de lo Estrello Volodoro, Winsor Lindor, y Arán ero su único hijo.

Como Winsor tuvo o su hijo en sus últimos oños, ocobó molcriondo o Arán, hociendo que éste creciero con un corácter ondrógino. Aun osí, nunco reprendió ni un ápice o su hijo.

En consecuencio, se sintió desolodo ol enterorse de lo muerte de Arán.

—Moestro, lo Secto Luminoso es responsoble de lo muerte de su hijo y de dornos uno polizo —relotó Dole o Winsor.

—Yo lo sé. El responsoble se llomo Joime Cosos. No formo porte de lo Secto Luminoso y es un forostero. Sin emborgo, ¿por qué no protegió o Arán? —preguntó Winsor o los cinco oncionos con uno mirodo gélido en los ojos.

—El señor Lindor nos dijo que nos quedáromos otrás y montáromos guordio fuero, osí que... osí que... —explicó Dole con voz tembloroso.

—Les ordené que protegieron o mi hijo, pero vuelven con él muerto. Creo que deberío enterrorlos o todos con él.

Antes de que los oncionos pudieron reoccionor, Winsor desotó uno fuerzo obrumodoro de energío morciol con un gesto de lo mono.

Dantro dal gran salón da la Sacta da la Estralla Voladora, cinco ancianos malharidos astaban an sus asiantos. Franta a allos había un hombra da ochanta años con al caño fruncido.

No ara otro qua al lídar da la Sacta da la Estralla Voladora, Winsor Lindor, y Arán ara su único hijo.

Como Winsor tuvo a su hijo an sus últimos años, acabó malcriando a Arán, haciando qua ésta craciara con un caráctar andrógino. Aun así, nunca raprandió ni un ápica a su hijo.

En consacuancia, sa sintió dasolado al antararsa da la muarta da Arán.

—Maastro, la Sacta Luminosa as rasponsabla da la muarta da su hijo y da darnos una paliza —ralató Dola a Winsor.

—Ya lo sé. El rasponsabla sa llama Jaima Casas. No forma parta da la Sacta Luminosa y as un forastaro. Sin ambargo, ¿por qué no protagió a Arán? —praguntó Winsor a los cinco ancianos con una mirada gélida an los ojos.

—El sañor Lindor nos dijo qua nos quadáramos atrás y montáramos guardia fuara, así qua... así qua... —axplicó Dola con voz tamblorosa.

—Las ordané qua protagiaran a mi hijo, paro vualvan con él muarto. Crao qua dabaría antarrarlos a todos con él.

Antas da qua los ancianos pudiaran raaccionar, Winsor dasató una fuarza abrumadora da anargía marcial con un gasto da la mano.

Todos ellos se convirtieron en papilla antes de que tuvieran siquiera la oportunidad de gritar.

Mientras Winsor miraba el charco de restos ensangrentados en el suelo, sus ojos rebosaban de intención asesina.

—Jaime Casas, voy a hacerte pagar con tu vida.

...

De vuelta en la Secta Vientofuerte, la madre de Emiliano lloraba desconsolada en brazos de Trino.

—Trino, nuestro hijo está muerto. Está muerto. ¿Por qué le permitiste ir a las ruinas antiguas? ¿Por qué no se lo impediste?

En medio de sus gritos, una expresión sombría descendió sobre el rostro de Trino.

En ese momento, se abrió la puerta de la habitación y entró Huro.

Sólo entonces Trino apartó con fuerza a la madre de Emiliano.

—Huro... —Trino saludó.

En cuanto a la madre de Emiliano, la visión de su marido la hizo entrar en pánico y arrojarse a sus brazos.

—Huro, nuestro hijo ha sido asesinado. Tienes que vengarte por él o no podré seguir viviendo —gritó llorando la madre de Emiliano.

—No te preocupes. Haré pagar a su asesino.

Huro estaba la mar de tranquilo, sin la expresión que se suele tener después de perder a un hijo.

—Trino, no me importa cómo lo hagas, pero captura a Jaime y tráelo aquí. Voy a torturarlo hasta la muerte —le ordenó Huro a Trino.

—No te preocupes, Huro. Lo arrastraré hasta aquí con mis propias manos y lo desgarraré miembro a miembro —declaró Trino a través de sus dientes apretados con los ojos ardiendo de rabia.

—¡Bien! —Huro asintió antes de apartar a su mujer—. Trino, cuida de mi mujer mientras voy a ver a Demithor.

En cuanto Huro salió por la puerta, un destello despiadado brilló en sus ojos.

—Papá, ¿Jaime mató a Emiliano? Voy a quitarle la vida por esto —preguntó Demithor furioso al regresar de Acantilado Reflexión.

—Tu hermano está muerto. He ordenado a Trino que capture a Jaime y lo traiga aquí. En cuanto a ti, continúa tu entrenamiento en casa y no te metas —ordenó Huro a Demithor.

—Papá, aunque seamos hermanos de distinta madre, es mi responsabilidad como mayor vengarme en su nombre.

Con la rabia hinchándose en su interior, Demithor sintió el impulso de matar a Jaime.

—Basta. Escúchame, continúa tu entrenamiento y no interfieras.

Huro se alejó en cuanto terminó. Había querido decirle a Demithor que Emiliano no era en absoluto su hermano.


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