El despertar del Dragón

Capítulo 2311



Capítulo 2311

Morir

En el momento en que su mano entró en contacto con el agua del arroyo, una oleada de energía turbia se filtró al instante en su cuerpo a través de las yemas de sus dedos.

La energía turbia corroyó rápido los órganos internos de Jaime en cuanto entró en su cuerpo.

Sin embargo, el cuerpo de Jaime recibió la protección del Poder de los Dragones, haciéndolo inmune a todos los venenos. De ahí que Jaime consiguiera refinar la turbia energía con la Técnica de Enfoque en un santiamén.

Poco a poco se puso en pie y entrecerró los ojos hacia Luol.

Alba se apresuró a preguntar:

—Señor Casas, ¿qué tal ha ido? ¿Es la misma agua que la del Manantial de Regeneración?

Jaime no le contestó. En su lugar, movió los dedos y lanzó un destello de luz roja a la mente de Alba.

Justo después, recitó el encantamiento calmante, y oleadas de frescor envolvieron sus cuerpos al instante.

Cuando Alba volvió a abrir los ojos, se dio cuenta de que no había nada a su alrededor. Seguían dentro del bosque, pero un anciano de aspecto siniestro estaba ahora frente a ellos.

—¿Q…Qué está pasando? —Ella estaba asombrada, y la incredulidad absoluta llenaba sus ojos.

—Entramos en una ilusión, y todo lo que vimos antes era falso —le explicó Jaime a Alba.

—No está mal, mocoso. Tienes habilidad para romper mi hechizo de ilusión. Eres el primero que lo consigue en tan poco tiempo.

Luol agitó un poco la mano, y las fichas clavadas en el suelo volvieron a su mano. Al segundo siguiente, una niebla negra apareció a su alrededor.

En ese instante, Luol mostró una expresión amenazadora y exudó un aura asesina.

—Eres de la Secta Cielo Ardiente. No esperaba que apareciera otro de ustedes justo después de matar a las Parcas Gemelas. —Al percibir el aura de Luol, Jaime averiguó de inmediato su identidad.

Luol se quedó atónito por un instante antes de pronunciar incrédulo: All rights © NôvelDrama.Org.

—¿Qué has dicho? ¿Tú eres el que mató a las Parcas Gemelas?

—¡Así es! —Jaime asintió.

—¡No puede ser! No eres más que un simple Santo de las Artes Marciales, así que ¿cómo podrías acabar con las Parcas Gemelas? Además, esta chica es sólo una Diosa de las Artes Marciales de Segundo Nivel. Incluso si ustedes dos unieran fuerzas, no serían rival para ellos. Si sabes que las Parcas Gemelas están muertas, debes saber quién es el verdadero asesino. Ustedes dos simplemente no tienen lo que se necesita para matar a los hermanos.

Luol no estaba convencido de que Jaime fuera quien había matado a las Parcas Gemelas.

Aún podría creerlo si alguien le hubiera dicho que Demithor de la Secta Vientofuerte era el culpable. Sin embargo, Jaime, un Santo de las Artes Marciales, afirmando que había asesinado a Nazar y Rulo, era inverosímil para Luol.

—No hay nada que pueda hacer si no me crees. No obstante, al final creerás que lo que he dicho es cierto —dijo Jaime mientras sonreía un poco.

—Independientemente de si mataste o no a las Parcas Gemelas, ahora que te has entrometido aquí, debes morir. Eso es porque sólo nosotros, los de la Secta del Cielo Ardiente, estamos cualificados

para obtener las ruinas antiguas.

Mientras Luol hablaba, las nieblas negras a su alrededor se agitaron y su aura asesina estalló.

—Señorita Lope de Vega, debería retroceder. —Jaime entrecerró los ojos, que estaban llenos de intención asesina.

—¡Hmph! ¿Cómo se atreve un insignificante Santo de las Artes Marciales como tú a hablar con tanta arrogancia? Te mataré ahora. Veamos si tienes la capacidad de matar a las Parcas Gemelas.

Después de decir eso, Luol saltó, reuniendo una gran cantidad de niebla negra en el aire. Luego, lanzó la ficha que llevaba en la mano.

La palabra «Muerte» se materializó, en llamas y cubierta de niebla negra muy venenosa.

Con un intenso veneno, la palabra «Muerte» se abalanzó sobre Jaime.

Al ver eso, Jaime blandió de inmediato la Espada Matadragones.

Aunque Luol no era poderoso, era un formidable experto en magia. Su hechizo de ilusión anterior casi había atrapado a Jaime.

Por eso, una vez que Jaime empuñó Espada Matadragones, blandió rápido la espada.

La energía de la espada golpeó al instante la palabra «Muerte» partiéndola por la mitad. Después, la palabra desapareció, junto con las llamas que la cubrían.


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