El despertar del Dragón

Capítulo 2304



Capítulo 2304

Oscuro

Nazar y Rulo se quedaron atónitos por un momento. Miraron a Alba y dijeron:

—No esperaba que una niña como tú conociera la Secta Cielo Ardiente.

—Así es. Somos las Parcas Gemelas de la Secta del Cielo Ardiente, y estamos aquí para quitarles la vida.

Rulo observó a Alba con un brillo lascivo en los ojos. Original from NôvelDrama.Org.

—Señorita Lope de Vega, ¿qué es la Secta del Cielo Ardiente? —preguntó Jaime.

Estaba perplejo. Creía que sólo había nueve sectas en este reino oculto.

«¿Por qué hay ahora una Secta del Cielo Ardiente adicional? Además, a juzgar por la fuerza de estos dos hombres, esta Secta Cielo Ardiente debe ser bastante formidable en su conjunto».

—Señor Casas, la Secta Cielo Ardiente es un grupo de Cultivadores Demoníacos. La brizna de alma remanente plantada en el cuerpo de mi maestro pertenecía al líder de la Secta Cielo Ardiente, Yona Gracia. En aquel entonces, desafió a mi maestro a una pelea y dejó un resto de su alma en mi maestro. Como resultado, la Secta Alquímica pudo extorsionar tantos recursos de la Secta Luminosa cada año —explicó Alba a Jaime en detalle.

—¿Fue él? —Jaime recordó aquel retazo de alma. Ese remanente de alma ya era difícil de tratar. No quiero ni imaginarme lo poderosa que debe de ser esa persona.

—Parece que hay demasiados seres antiguos y poderosos en este reino oculto —Jaime no pudo evitar suspirar.

—Ya veo, así que eres de la Secta Luminosa. Eso es estupendo. Podemos capturarte y obligar a Mateo a pedirte un rescate con recursos —dijo Nazar con confianza en cuanto supo que Alba era de la Secta Luminosa.

Eso se debía a que, aparte de la Secta Alquímica, la Secta Luminosa era la más débil entre las nueve sectas. No tenían que preocuparse por ofender a la Secta Luminosa.

—Nazar, tú encárgate de ese tipo que sólo es un Santo de las Artes Marciales, y déjame a mí encargarme de esta chica. Voy a divertirme un poco. Han pasado muchos años desde que puse mis manos sobre una mujer, así que voy a disfrutar a fondo hoy. —Rulo clavó sus ojos en Alba, un impulso de violarla lo invadió.

Como Jaime no era más que un Santo de las Artes Marciales y Alba un Dios de las Artes Marciales de Segundo Nivel, Nazar y Rulo estaban seguros de que podrían con los dos.

—¡E…Eres una bestia desvergonzada! —Escuchando las obscenas palabras de Rulo, Alba se sonrojó avergonzada.

Rulo soltó una carcajada.

—¡Verte enfadada sólo me excita más!

Nazar le dijo a Jaime:

—Mocoso, deja todas tus pertenencias valiosas y piérdete ahora. A juzgar por tu nivel de cultivo, no pareces alguien de este reino oculto. Hoy te mostraré misericordia y te perdonaré la vida.

—¿No vas a matarme? —Jaime fingió sorpresa.

—Ya veo, así que eres de la Secta Luminosa. Eso es estupendo. Podemos capturarte y obligar a Mateo a pedirte un rescate con recursos —dijo Nazar con confianza en cuanto supo que Alba era de la

Secta Luminosa.

—Así es. No te mataré si te largas ahora y no te interpones en nuestro camino. Nosotros dos vamos a... Jeje... —Nazar rio.

—Ah, qué pena. Ustedes dos no quieren matarme, ¡pero yo quiero acabar con ustedes dos! —se burló Jaime.

Nazar se quedó desconcertado. No esperaba que un insignificante Santo de las Artes Marciales como Jaime se atreviera a decir algo así.

—Mocoso, ¿sabes con quién estás hablando? —Nazar entrecerró los ojos. Un simple Santo de las Artes Marciales sólo puede pedir clemencia cuando se encuentra con un Dios de las Artes Marciales, ¿y aun así tiene la audacia de hablar con tanta arrogancia?

—En efecto, no sé con quién estoy hablando. Tu piel es tan oscura. ¿Tu madre tragó carbón cuando estaba embarazada de ti? —preguntó Jaime.

—¡Pfff!

En medio de aquella tensa situación, la pregunta de Jaime provocó que Alba soltara una carcajada.

Nazar se enfureció al instante. De inmediato sacó un bastón negro que bloqueaba el alma. El bastón emitía una espeluznante aura oscura y espantosos aullidos.

—Mocoso, voy a hacerte pedazos y a desterrar tu alma a las profundidades del infierno para que nunca puedas renacer —Nazar bramó, su aura estalló a la vez.

En ese momento, Rulo también blandió un bastón de bloqueo de almas de color blanco puro que emanaba un aire escalofriante.


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