Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez

Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 72



Capítulo 72 

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Leticia no intentó convencerme, en cambio solo preguntó: “¿Has pensado bien en las consecuencias de fracasar?” 

“Si, lo he pensado.” 

Si las cosas se salían de lo esperado, desaparecería por completo. Evitaría cualquier posibilidad de perder al bebé. Con esa decisión tomada, tampoco tenia ganas de volver a casa a cocinar, así que comi algo rápido, un plato de carne asada en el restaurante debajo de mi edificig, y luego me fui directo al sofá de mi casa. Esperando que Isaac volviera, me sumergí en el trabajo con mi laptop. Pero la tarde pasó y no hubo señales de él en la puerta. 

No pude resistirme y le envié un mensaje: “¿Vas a volver pronto?” 

Después de esperar un buen rato, no recibi respuesta. ¿Qué tan ocupado podría estar para no responder? Ni siquiera Leticia habia mencionado que hubiera algún problema en la empresa. 

Con el otoño, los dias se acortaban y las noches se alargaban, y a las cinco ya estaba atardeciendo. La luz anaranjada del atardecer se filtraba por la ventana, y con el viento otoñal soplando afuera, de repente me senti increiblemente sola, actuando más rápido de lo que mi mente podía procesar. Cuando me di cuenta, ya había agarrado mi teléfono. Detestaba aquella espera y esa sensación de estar suspendida en el aire. 

Casi al mismo tiempo que marcaba el número de Isaac, recibi una llamada de César, disculpándose: “Señora, lo siento, algo personal surgió de último momento, ¿puedo pedirle a un servicio de entrega que le lleve su informe médico?” 

“¿Ya resolvieron el asunto urgente de la empresa?” 

César confundido preguntó: “¿Qué asunto urgente?” 

“Es decir…” 

En ese momento me di cuenta, lo que había hecho que Isaac me dejara atrás aquel día, no habia sido un asunto de trabajo. 

Cambié de tema de inmediato: “¿Ya está listo el informe médico?” 

“Si, el hospital me llamó esta tarde.” 

“Entonces iré yo misma.” 

“Señora,” 

Él dudó y preguntó: “¿Quizás yo debería…?” 

“No te preocupes. César, estoy cerca de la Clinica Horizonte Azul, tú ve y ocupate de lo tuyo.” 

Después de colgar, conduje hacia el hospital. Mientras esperaba en un semáforo, aun asi decidi llamar a Isaac. No contestó. 

El semáforo estaba a punto de cambiar a verde cuando un auto negro se pasó el rojo a toda velocidad, pasando de largo tan rápido que apenas se podía ver, yendo directo hacia la Clinica Horizonte Azul. Solo alguien cuya esposa estaba por dar a luz podría tener tanta prisa. Sin esperarlo, un comentario que no llegué a decir se convirtió en realidad. Después de aparcar, mientras pasaba por urgencias, escuché a los transeuntes comentar 

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Capitulo 72 

“Si todas las mujeres tuvieran un esposo así de atento, ¿quién tendría miedo de tener hijos? Ese hombre estaba desesperado.” 

“Exacto, y además es tan guapo que duele, verlo tan preocupado lo hace aún más atractivo.” 

“Pero, ¿por qué siento que lo he visto antes?” 

“Vamos, tú crees conocer a todos los guapos.” 

Debía ser el del auto de antes. Me rei para mis adentros y justo cuando iba a entrar al lobby, vi a un hombre de estatura imponente siendo expulsado de la sala de urgencias por una enfermera. 

“¡Ve a esperar afuera! Solo afuera podrás esperar mejor a que los doctores atiendan a tu esposa.” 

Vi ese rostro familiar y mi mente quedó en blanco, paralizada en el lugar. El traje del hombre, que usualmente no tenia ni una arruga, estaba todo arrugado y las mangas y el pantalón manchados de sangre. Era una vista impactante. ¿De quién era la sangre, cómo había ocurrido? La respuesta era obvia. No estaba lejos, con solo mirar por encima hubjera notado mi presencia. Pero no lo hizo. Solo esperaba afuera con ansiedad, con su mente y su corazón completamente enfocados en la mujer dentro de la sala de urgencias. Nunca lo había visto asi, como un animal atrapado. 

“Andrea.” 


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