Despidiéndose de mi amor

Capítulo 244



Capitulo 0244

Julio sintió asustado, como si su cabeza explotara 

Los han buscado? 

Hemos buscado por absolutamente todas partes, pero no los hemos encontrado por ningun 

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Julio apretó el teléfono con impotencia. En ese momento, todas sus esperanzas se desvanecieron. Después de colgar apresurado el teléfono, le dijo al conductor con aparente 

calma: 

-¡Acelera! 

-Sí, señor. 

El conductor aún no se daba cuenta de 

lgo andaba mal. 

En menos de un minuto, Julio lo hizo ba presurado del coche. Él mismo se puso al volante, pisó el acelerador a fondo y, como si no le importara su propia vida, se dirigió velozmente hacia Quintas del Arroyo. En el camino, llamó de inmediato a sus guardaespaldas: 

-Vayan buscar todos a Silvia de inmediato. Si no la encuentran, ¡todos ustedes serán despedidos! 

Aunque solo quedaban veinte minutos de viaje, el trayecto le pareció especialmente largo. Llamaba repetidamente al teléfono de Silvia, pero nadie contestaba. Sus ojos se enrojecieron al 

instante. 

Finalmente, llegó y salió corriendo. 

La niñera, muy asustada, le entregó una carta y dos resultados de análisis de sangre. 

La carta estaba muy bien escrita con una letra delicada: [Julio, cuando leas esta carta, ya debería haberme ido de Brasmo. Por favor, no me busques. ¡Te lo ruego! Ambos sabemos en realidad, que no hay amor entre nosotros, entonces ¿por qué seguir estando juntos? En el pasado tú no me amabas, yo no te odio, ni te culpo por eso. Porque sé que siempre me 

equivoqué de persona.] 

¿Qué significaba haberse equivocado de persona? 

La mano de Julio temblaba ligeramente mientras sostenía con asombro la carta. 

[Antes de irme, no quiero seguir siendo suplantada. No importa si me crees o no, tengo que decirte definitivamente una verdad. Fui yo quien salvó a David y a tu madre aquel año. Puedes mirar los análisis de sangre, uno es mío y el otro es de Natalia. Si no recuerdo mal, tu madre y yo tenemos el mismo tipo de sangre O. El tipo de sangre de Natalia es A, ella no podría bajo 

ningún concepto, haberle donado sangre a tu madre.] 

El informe de análisis de sangre de Natalia fue algo que Silvia había conseguido con muchísimo esfuerzo. 

[Si no crees en los informes que te he dado, puedes verificarlo por ti mismo. Esto es todo lo que quería decirte. Cuidate mucho, adiós.] 

La última palabra era especialmente dolorosa de ver. 

Julio no miró los análisis de sangre, en ese momento solo quería con grandes ansias encontrar a Silvia y preguntarle por qué se había marchado en secreto otra vez. Esta vez, él claramente no había actuado como en el pasado. 

Temblorosamente con la carta en mano, él movilizó a todos para buscarla. Pasó el día entero 

sin descansar. 

En la madrugada, una gran nevada cubrió por completo todo Brasmo. 

Julio estaba bastante inquieto s 

al otro lado del teléfono. 

en el coche, escuchando el informe de sus subordinados 

-Nuria, que estaba en Reinolanda, desapareció hace medio mes, y preciso Silvia no regresó a 

Reinolanda. 

Hacía preciso medio mes, ella ya estaba planeando irse. 

Y él aún planeaba dedicar un mes entero para que ella regresara a su lado. 

Justo en ese momento, el secretario que estaba tramitando la transferencia de la propiedad le llamó, le informó en detalle, que los trámites de la antigua residencia de la familia Orellana ya estaban finalizados por completo. 

Julio no dijo nada en lo absoluto, le indicó a Adrian y se dirigieron directamente a la residencia. Ese día, fue en ese lugar donde llevó de regreso a Silvia. 

Él salió del coche. Adrian le sostuvo con firmeza el paraguas: 

-Señor, no se preocupe, seguro que la encontraremos. 

-Tú ve a descansar. 

-¿Y usted? -le preguntó Adrian con gran desconcierto. 

Tengo asuntos que atender. 

En ese momento, Julio estaba extrañamente tranquilo, pero esa profunda tranquilidad era algo inquietante. 

Después de que Adrian se marchó, él se quedó completamente solo en la nieve. 

Por la mañana, cuando Adrian regresó, vio un gran muñeco de nieve frente a la antigua 

residencia. 

Julio todavía estaba allí. En ese momento le preguntó a Adrian: 

-¿Te parece bonito? Antes, a ella siempre le gustaba hacer muñecos de nieve, ¿esto, no te parece infantil? 


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