Capítulo 206
Capítulo 0206
La voz burlona y estridente de la mujer hizo que Silvia volviera en sí, su mirada se desvió
directo hacia Laura.
Laura llevaba un traje normal pero no dejaba de exhibir su escote, con un rostro delgado, cejas muy finas fruncidas y ojos llenos de envidia.
Anteriormente, Silvia la había visto varias veces. A pesar de ser la hija del mayordomo, se comportaba como si en verdad fuera la hija mimada de la familia Ferrer.
Al ver que Silvia no respondía en lo absoluto, pensó que no llevaba su audífono y pateó las prendas sucias en el suelo con el pie, sin dejar de insultar una y otra vez a Silvia.
-Qué sinvergüenza eres, una inválida que solo sabe usar estos trucos para seducir a la gente. Antes actuabas siendo pura, ¿mira lo que te pones ahora?
Laura miró las lujosas prendas en el suelo y, delante de Silvia, las pisoteó con todas sus fuerzas. Estaba segura de que ella no se atrevería a hacerle nada. Porque en el pasado, en verdad, había sido así. Si ella alejaba a los demás, podía intimidar a Silvia. Pero no tenía ni idea
de
que ella ya no era la en realidad la misma de antes, la que soportaba todo por Julio.
Silvia se puso un abrigo y se bajó de la cama paso a paso hasta llegar frente a Laura.
Laura levantó la vista y notó el audífono en los oídos de Silvia, lo que la hizo reír con gran
frialdad.
-Eh, ¿así que puedes escuchar todo? Pensé que estabas completamente sorda. Content © copyrighted by NôvelDrama.Org.
Pero antes de que pudiera terminar de hablar, Silvia levantó la mano y le dio una sonora
bofetada en la cara. 1
Laura se quedó asombrada por un momento, sintiendo un fuerte ardor en su mejilla.
-¿Cómo te atreves a golpearme? -exclamó Laura, muy furiosa.
La palma de Silvia todavía le dolía un poco.
-Sí, te golpeé. ¿Y qué?
Laura, enfurecida, levantó la mano para devolverle el golpe, pero Silvia fue aún más rápida. Agarró su muñeca y le dio otra fuerte bofetada en la cara
Laura nunca se había imaginado que Silvia, quien era una presa fácil para todos, se convertiría en alguien realmente tan fuerte. Se tropezó y cayó al suelo después del segundo golpe. Con los dientes apretados, se puso de pie.
-Silvia, lárgate. No eres bienvenida aquí
+15 BONUS
Silvia se rió entre dientes.
¿Una simple sirvienta de la familia Ferrer incluso se cree la dueña?
Laura estaba tan enfurecida que sus ojos se pusieron rojos.
-Pero incluso siendo solo una sirvienta, puedo echarte. ¿Acaso olvidaste lo que pasó esa nochevieja?
El mayordomo Pablo había trabajado para la familia Ferrer durante décadas, y Laura había crecido en la casa de los Ferrer desde que era pequeña. El anciano señor Ferrer la apreciaba muchísimo. Si ella lloraba un poco frente al anciano señor, ¿no podría decidir fácilmente el destino de Silvia?
Por supuesto que Silvia no lo olvidó. Durante la nochevieja de ese año, apenas un año después de casarse, fue expulsada vilmente de la familia Ferrer por las quejas de Laura. Se encontró sola, parada en la nieve, a punto de morir por el frío.
Para el anciano señor Ferrer, ella, sin apoyo familiar y con discapacidad, simplemente no podía compararse con Laura, quien había crecido ante sus ojos desde muy pequeña.
-No necesitas ir a quejarte con el señor. Me voy ahora mismo le dijo Silvia con calma. Se cambió de ropa con elegancia y luego salió de la habitación delante de Laura.
Su espalda era recta, sin una pizca de vacilación mientras salía directamente de la habitación.
Laura observó la figura de Silvia mientras se alejaba, muy sorprendida. No había esperado que Silvia realmente se fuera con solo unas pocas palabras suyas.
Parecía que
Silvia quizás se sintió humillada por ella, lo que la ayudó a calmar un poco el fuerte enojo en el fondo de su corazón. Después de que se fue, tiró la ropa de Silvia directamente a la basura.
La mansión de la familia Ferrer era bastante grande y espaciosa. Silvia se dirigió de inmediato hacia un lugar menos concurrido y, una vez en la puerta principal, llamó a Eduardo. La llamada se conectó rápidamente.
-Señorita Orellana, estoy muy cerca de la mansión de la familia Ferrer.
Desde el incidente anterior, Eduardo regresó de inmediato para cuidar a Silvia.
Está bien, necesitaré que me recojas.
Entendido.