Cariño eres multimillonario

Capítulo 52: Robarle el Diseño a Valentina

Valentina llamó a su padre inmediatamente. En cuanto él contestó, no pudo contener su furia.

-¿Por qué? ¿Fue tu idea que Ariadna hiciera esto, verdad? ¿Te confabulaste con ella para robarme mi diseño? ¿Tienes tanto miedo de que gane el concurso de joyería que recurriste a estas tácticas tan despreciables?

Marc no le respondió, soltó una risa fría y colgó el teléfono.

Había pensado que permitir a Valentina participar en el concurso de joyeria solo la llevaría hasta la semifinal, y no más allá, proporcionándole una excusa para negarle la herencia de Starlight Joyas. Pero contra todo pronóstico, Valentina había llegado a la final y, según los rumores internos, el presidente del Grupo Valenzuela estaba muy impresionado con su diseño.

Asi que había ideado este plan para evitar que Valentina tuviera alguna posibilidad de ganar.

¡Ahora Ariadna ya tenia el objeto en su poder!

Con una sonrisa astuta, Marc se volvió hacia su esposa.

-Ahora nuestra niña Aiti no tendrá que preocuparse por su obra para la final. Usará el diseño de Valentina, y cuando gane, la promocionaremos bien. ¡Nuestra hija será reconocida como un genio del diseño en todo el país! Y si consigue una conexión con el Grupo Valenzuela, ¡mejor aún!

-¿Y si Valen no se queda quieta y causa un escándalo en la final? Eso podría afectar la reputación de Aitana… -Alicia frunció el ceño, preocupada.

-¿Y qué hay de difícil en eso? Simplemente asegúrate de que no pueda llegar a la final y no habrá problema.

Respondió Marc, su voz desprovista de toda calidez. Acto seguido, tomó su teléfono y marcó

otro número.

Valentina tomó un taxi de regreso a Coralia durante la noche. Sabía que su padre era indiferente hacia ella, pero nunca imaginó que, para impedirle heredar Starlight Joyas, llegaría a cometer actos tan despreciables.

Sin su obra para la final, se sentía frustrada. Con solo tres días antes de la competencia, la posibilidad de recuperar su diseño original era casi nula. Decidida, empezó a trabajar en una nueva pieza, esperando terminarla a tiempo para la final.

En el taxi, sacó papel y lápiz y en solo media hora ya había esbozado su diseño original. Fue

-Gracias, mi querida hermana. Papá dijo que me harías una joya única como regalo. Justo estaba pensando en mi obra para la final. Usaré la que me diste, ¿no hay problema, verdad?

Jeje….

Aitana se reía con satisfacción, claramente queriendo provocar a Valentina. Había declarado que conseguiria todo lo que Valentina tuviera.

Aitana siempre habla temido que su talento no igualara al de Valentina, pero nunca esperó que

su padre ideara un plan para robarle el diseño a Valentina y dárselo a ella. Content provided by NôvelDrama.Org.

-Realmente él te ama…

Murmuro Valentina con una sonrisa irónica, mientras una sensación de dolor y traición tiraba de

su corazón.

Valentina colgó el teléfono con las manos temblorosas y miró el diseño que tenía en su poder. Sabia que, incluso si volvia a crear su obra original, ya no tendría sentido.

Llena de años de agravios y una ira recién encendida, se negó a darse por vencida. Respiró hondo y pasó la página del cuaderno de dibujo.

Decidida a hacer un nuevo diseño, se sumergió en su trabajo. La luz tenue del coche iluminaba el papel, y en su corazón, la furia ardia intensamente, mezclándose con un frío sentimiento de desolación. El lápiz en su mano parecía ser el conducto para liberar sus emociones.

En menos de una hora, un nuevo diseño tomó forma. Valentina dibujo instintivamente un símbolo de una llama en la firma, recordando que era su sello habitual cuando diseñaba como «Señorita F ». Sin embargo, el tiempo apremiaba y no podía permitirse hacer otro borrador. Así que, junto al simbolo de la llama, añadió su propio nombre.

Justo en ese momento, un sonido de bocina estridente la sobresaltó. Alzó la vista solo para ser cegada por luces deslumbrantes. Un camión se dirigía directamente hacia ellos. Un estruendo ensordecedor inundó el aire mientras el coche daba vueltas y Valentina perdió el conocimiento.