!Canalla ¿Satisfecho con mi muerte?

Capítulo 241



Capitulo 241

Osvaldo Ainara es mu bila y tu eres mi yerno, tu esposa colgó a su propia hermana del techo, tienes que educaria por mi, que soy la mayor aqui.” Sandra intentaba decir algo más, pero Alfredo la interrumpió, él no podia desciliar a Osvaldo

Kent ladeo la cabeza y me miro, ¿Cómo pudiste colgar a tu propia hermana del techo?”

Alfredo claramente se alivio, con tal de que le dieran una salida, él aprovecharia para escapar.

Pero Kent, muy en serio, añadio, “Debería haberla colgado hasta que muera.”

“…“No solo Altedo casi se queda pasmado, yo también me quedé sin palabras.

El lo dio con tanta seriedad,

Asi que, yo tambien muy en serio, lo regane. “Callate, no se pueden hacer cosas llegales.”

Kent asintio obediente. “Oh.”

“¡Ustedes! ¡Esto es demasiadol Sandra estaba tan furlosa que se le puso la cara roja.

Alfredo, mordiendose los labios de la rabia, exploto. “Osvaldo, no eres más que un hijo ilegitimo de la familia Linares, ni siquiera te has afianzado en la familia Linares, todavia no es tu turno de andar por ahi fanfarroneando.”

Alfredo estaba furioso,

Levante una ceja. “Ay. ¿y ahora por qué la rabia?”

“¿Que tal si… cerramos la puerta y los matamos a todos?” Kent dijo amenazante, con una voz sombría.

En la entrada. Nicanor, que ya habla manejado la situación, entro.

Con intención de cerrar la puerta.

Alfredo y Sandra se sobresaltaron. “¿Qué… qué vas a hacer?”

“Ja, no creo que en pleno dia se atrevan a matarnos!” Alfredo dijo, tratando de darse valor.

Entonces, Nicanor sacó muy seriamente de su bolsillo el certificado de discapacidad mental de Osvaldo.

“Lo siento, nuestro joven amo tiene problemas mentales.” Suspiro Nicanor.

En ese momento, Alfredo estaba tan asustado que le temblaban las piernas.

Porque Kent habia agarrado el cuchillo de frutas de la mesa.

Sandra, también aterrorizada, se aferraba al brazo de Alfredo, retrocediendo en pánico. “¡Ainara! Estás incitando a un enfermo mental a matar, dile que baje el cuchillo, podemos hablar esto!”

Puse cara de no poder hacer nada. “Lo siento mucho, la condición de él no la puedo controlar yo.” Fuera de la puerta, Adela, su novio y siete u ocho guardaespaldas, todavía no hablan irrumpido. Las medidas de seguridad de la familia Linares eran buenas, pero algo no sonaba bien afuera.

Pronto, sonidos de ladridos ensordecedores, gritos de Adela, chillidos de Patricio y rugidos de los guardaespaldas se escucharon desde afuera. NôvelDrama.Org owns all content.

¿Qué estaba pasando… habian soltado perros?

Miré asombrada a Kent.

Capitulo 241

“Osvaldo, Ainara es mi hija y tu eres mi verno, lu esposa colgó a su propia hermana del techo, tienes que educarla por mi, que soy la mayor aqui.” Sandra intentaba decir algo más, pero Alfredo la interrumpió, él no podia descifrar a Osvaldo

Kent ladeo la cabeza y me miro, “¿Cómo pudiste colgar a tu propia hermania del techo?”

Alfredo claramente se alivio, con tal de que le dieran una salida, él aprovecharla para escapar.

Pero Kent, muy en serio, añadio, “Deberia haberla colgado hasta que muera.”

“…” No solo Alfredo casi se queda pasmado, yo también me quedé sin palabras.

El lo dijo con tanta seriedad.

Ast que, yo también muy en serio, lo regañe. “Callate, no se pueden hacer cosas ilegales.”

Kent asintio obediente. “Oh.”

“¡Ustedes! ¡Esto es demasiadol” Sandra estaba tan furiosa que se le puso la cara roja.

Allredo, mordiendose los labios de la rabia, exploto. “Osvaldo, no eres más que un hijo ilegitimo de la familia Linares, ni siquiera te has alianzado en la familla Linares, todavía no es tu turno de andar por ahí tantarroneando,”

Alfredo estaba furioso..

Levanté una ceja. “Ay, ¿y ahora por qué la rabla?”

“¿Que tal si… cerramos la puerta y los matamos a todos?” Kent dijo amenazante, con una voz sombría.

En la entrada, Nicanor, que ya habla manejado la situación, entró.

Con intención de cerrar la puerta.

Alfredo y Sandra se sobresaltaron. “¿Qué… que vas a hacer?”

*Ja, no creo que en pleno dia se atrevan a matarnos!” Alfredo dijo, tratando de darse valor.

Entonces, Nicanor sacó muy seriamente de su bolsillo el certificado de discapacidad mental de Osvaldo.

“Lo siento, nuestro joven amo tiene problemas mentales.” Suspiró Nicanor.

En ese momento, Alfredo estaba tan asustado que le temblaban las piernas.

Porque Kent habia agarrado el cuchillo de frutas de la mesa.

Sandra, también aterrorizada, se aferraba al brazo de Alfredo, retrocediendo en pánico. “¡Ainara! Estás incitando a un enfermo mental a matar, dile que baje el cuchillo, podemos hablar esto!”

Puse cara de no poder hacer nada. “Lo siento mucho, la condición de él no la puedo controlar yo.” Fuera de la puerta, Adela, su novio y siete u ocho guardaespaldas, todavía no habian irrumpido. Las medidas de seguridad de la familia Linares eran buenas, pero algo no sonaba bien afuera.

Pronto, sonidos de ladridos ensordecedores, gritos de Adela, chillidos de Patricio y rugidos de los guardaespaldas se escucharon desde afuera.

¿Qué estaba pasando… habian soltado perros?

Mirė asombrada a Kent.

Capitulo 241

Él estaba comiendo una manzana con una mano y con la otra sostenía el cuchillo, acercándose lentamente a Alfredo y Sandra. “La familia Linares les dio doscientos millones, les pido que corten la relación con mi esposa, y de ahora en adelante, que cada quien siga su camino y no la molesten más, ¿qué les parece?”

Habló a la ligera, con un toque de amenaza e indiferencia.

Alfredo estaba tan asustado que se le había blanqueado el rostro, y me maldecía con furia. “¡Ainara, al fin y al cabo te criamos desde los dieciocho, y asi nos pagas a tus propios padres!”

*¿Ahora resulta que son mis padres?” Sonreí. “¿Desde que Ainara volvió a los dieciocho a esta casa, de verdad se preocuparon por ella?”

En el diario se escribió que Ainara tuvo una gastroenteritis aguda, pero ellos pensaron que, como Ainara habla crecido en el campo y era resistente, estaba fingiendo solo para llamar la atención. Ainara sufrió tanto que casi se desmaya a medianoche, y si no hubiera sido por el aliento de vida que aún le quedaba para salir corriendo de la casa de los Galindo y ser descubierta por un guardia de seguridad que pasaba,

probablemente habría muerto de dolor en esa llamada “casa“.

“Olvidalo, es demasiado lío, mejor acabemos con esto ya.” Kent se volvió hacia mi, con una mirada del inocencia.

Respiré hondo y permaneci en silencio.

Ahora Sandra y Alfredo estaban tan asustados que temblaban.

“Alfredo, por fa, saca a este loco de aquí. Y no te olvides de… cómo me comprometi contigo al principio,” Alfredo intentaba usar en mi contra el acuerdo que hicimos para que yo, Ainara, me acercara a Osvaldo imitando a Nayra.

Con una expresión indiferente le respondi, “Ay, qué pena, pero se me olvidó. El dia de la boda, tu adorada hija me drogó y Federico de los Linares también me dio pastillas. Fue tanto el golpe que me dieron, que no aguanté y perdi la memoria.”

Alfredo estaba tan enfurecido que se le torcia la boca de la rabia.


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